La tortilla de Betanzos, considerada por muchos la mejor de España, es una maravilla gastronómica que ha puesto a esta pequeña villa medieval coruñesa en el mapa.
Su secreto reside en una receta aparentemente sencilla, pero que exige maestría y precisión para crear una tortilla jugosa, con una textura cremosa y casi líquida que la diferencia de cualquier otra. Un manjar que despierta pasiones y que no deja indiferente a nadie: o la amas o la odias, ¡no hay término medio!
Acompáñanos a descubrir los secretos que hacen de esta tortilla un plato legendario, desde sus humildes orígenes hasta los motivos por los que merece la pena hacer una escapada a Betanzos solo para probarla.
¿Cuál es el origen de la tortilla de Betanzos?
La historia de la tortilla de Betanzos se remonta a los albores del siglo XX. Y si bien existen diversas teorías sobre su origen, la más popular y aceptada señala a Angelita Rivera, dueña del restaurante La Casilla, como la artífice de esta peculiar tortilla.
Según cuentan, Angelita, allá por 1910, comenzó a elaborar una tortilla con patatas finamente cortadas y ligeramente fritas, bañadas en una generosa cantidad de huevo apenas cocinado.
El resultado, un manjar de dioses: una tortilla jugosa, casi líquida, que desafiaba los cánones de la época y que pronto cautivó no solo a los betanceiros, sino a paladares de toda España.
Y es que el éxito de la tortilla de Betanzos y Angelita fue tal que llegaron incluso a las mesas del Pazo de Meirás, donde se convirtió en la favorita del mismísimo Franco y sus ministros, lo que motivó que su fama se extendiese rápidamente por todo el país.
A pesar de que no fueron pocos los que intentaron imitarla y de algunos rumores malintencionados –se decía que el secreto de su textura y sabor residía en añadir caldo de gallina al huevo–, la tortilla de Betanzos ha sabido conservar su esencia a lo largo de los años.
Patata gallega, huevos camperos, aceite de oliva virgen extra y sal son los únicos ingredientes de la receta. ¿Para qué añadir más si el resultado es tan bueno?
La propia Angelita comentaba en una entrevista publicada en la Hoja Oficial del Lunes del 14 de febrero de 1955 que el secreto no estaba en una fórmula mágica, sino en la experiencia y en una de esas expresiones que tanto nos gustan a los gallegos: el sentidiño.
La tradición que, según ella, se remontaba a su abuela, ha perdurado por más de un siglo, deleitando a reyes, jefes de estado y artistas, para acabar por consolidarse como uno de los grandes clásicos de la gastronomía gallega.
¿Por qué es tan especial la tortilla de Betanzos?
Pues básicamente por dos razones: por la calidad de los ingredientes y por la técnica. La original tortilla de Betanzos ha de cocinarse con patata gallega (preferiblemente de la variedad Kennebec), huevos camperos de gallinas criadas en libertad, aceite de oliva virgen extra y sal. Nada más, nada menos.
Lo que realmente distingue a esta tortilla es su consistencia: fina, apenas dorada por fuera y jugosa por dentro, con el huevo poco cuajado. Esta textura se consigue gracias a una proporción mayor de huevo que de patata, y a un control preciso de la temperatura durante el proceso de cocción.
La técnica es crucial: las patatas se cortan en trozos pequeños y finos y se fríen hasta quedar traslúcidas en el centro y doradas en los bordes. Por su parte, los huevos se remueven ligeramente, sin batir, para lograr una textura esponjosa.
Ahora bien, si hay un paso clave ese es el tiempo de cocción. Lo ideal es mantener la temperatura en el rango de 61 a 65°C, que es cuando el huevo comienza a cuajar sin perder su cremosidad. Solo de esa forma se puede conseguir un interior cocinado pero fluido.
¿Y la cebolla? Pues nada de cebolla, al menos no en Betanzos, desde luego. Y es que por mucho que haya «concebollistas» acérrimos, la receta tradicional dice que nada de eso. Así lo hacía Angelita y no seremos nosotros los que le llevemos la contraria.
Los mejores lugares para degustar la tortilla de Betanzos
Pese a su pequeño tamaño, Betanzos cuenta con más de una veintena de locales que participan anualmente en el famoso concurso de la Semana de la Tortilla, lo que habla a las claras de la importancia de este plato para los betanceiros.
En cualquier caso, si quieres ir a tiro hecho, te aconsejamos que te dejes caer por la Travesía do Progreso, conocida popularmente como «el callejón de la tortilla». ¡Por algo será! Y es que en este pequeño callejón se concentran algunos de los locales más emblemáticos donde disfrutar de la auténtica tortilla de Betanzos.
Mesón O Pote, galardonado en varias ediciones del concurso, es siempre una apuesta segura. A escasos metros, Casa Miranda, regentada por Pepa Miranda, es toda una institución en el mundo de la tortilla betanceira. Su tortilla, elaborada como manda la tradición, conquista desde el primer bocado.
Pero no son los únicos nombres ilustres del callejón. A Taberna Escondida y Mesón O Progreso son dos opciones con las que es difícil fallar. Y si te apetece probar la tortilla en formato pincho, acércate a A Tixola, en el callejón de Venela Campos.
Más allá del «callejón de la tortilla», O Candil, con sus vistas al río Mandeo, es otra opción con encanto. Y si te atreves con algo diferente, la Pizzería Sinuessa te sorprenderá con su versión de la tortilla de Betanzos.
Por último, no podemos olvidarnos de La Casilla, el lugar donde, según la historia, nació esta singular tortilla. Aunque ya no es lo que era, sigue siendo un lugar con solera y un buen sitio para disfrutar de este manjar.
Por qué hay tortilla más allá de Betanzos
Si bien la auténtica tortilla de Betanzos solo se puede disfrutar en la Ciudad de los Caballeros, su fama ha traspasado fronteras y ha inspirado a cocineros de toda Galicia.
En A Coruña, por ejemplo, encontrarás tortillas que se acercan al estilo betanceiro, aunque con un interior un poco más cremoso. O Remo, en el puerto, y Pontejos, frente al mercado de San Agustín, son dos clásicos. El Siboney, en la calle Ferrol, también ofrece una excelente tortilla con un toque personal.
Ya a las afueras de la ciudad coruñesa, Casa Manolo, más conocido como «Manolo do Raxo», es otro de los referentes. Este peculiar restaurante no tiene cartel, pero no hace falta: la cola que hay siempre en su entrada te dará una pista de que aquí se come genial.
Santiago de Compostela también se ha rendido a los encantos de la tortilla poco hecha. La Tita, considerado uno de los mejores lugares para tapear en la capital de Galicia, es un referente con su tortilla sin cebolla y un punto de cuajado que recuerda a la betanceira.
¿Te atreves con algo diferente? En el Restaurante Marte, a un paso de la catedral compostelana, encontrarás tortillas innovadoras como la de pulpo o la de jamón asado, eso sí, con cebolla. Aunque están tan ricas, que se les perdona.
Por último, como no mencionar al Zahara, uno de los mejores restaurantes de Ferrol y un auténtico clásico para los amantes de la tortilla en la ciudad departamental.
Así que ya sabes, aunque la auténtica tortilla de Betanzos solo se encuentra en Betanzos, puedes disfrutar de su esencia en otros lugares de Galicia.
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