Enclavado en el interior de la Costa da Morte se encuentra uno de los lugares más fascinantes de Galicia: Brandomil. Y es que aunque su nombre no resuena tanto como la Muralla de Lugo o la Torre de Hércules, esta pequeña aldea de menos de 40 habitantes, esconde bajo su suelo un legado histórico y arqueológico único vinculado al Imperio Romano.
Desde los restos de un antiguo castro prerromano hasta el imponente puente medieval, pasando por minas de oro y una espectacular villa romana aún en proceso de excavación, Brandomil ofrece un auténtico viaje en el tiempo.
De hecho, los hallazgos arqueológicos más recientes han confirmado que fue un importante asentamiento romano entre los siglos I y V d.C., con evidencias como una domus señorial, cerámicas y monedas del emperador Trajano. Además, la presencia de la Vía XX Per Loca Marítima refuerza el papel estratégico de Brandomil dentro del Imperio Romano.
Es más, las recientes pruebas de carbono-14 realizadas han confirmado que esta villa existía ya en el siglo I, convirtiéndola en un referente del mundo romano en Galicia.
Acompáñanos a descubrir este lugar único, su historia y los principales puntos de interés qué ver en Brandomil, en un fascinante viaje al pasado romano de Galicia. ¡Allá vamos!
Los orígenes: de Grandimirum a Brandomil
El nombre de Brandomil tiene un origen tan fascinante como su historia. Según un profundo trabajo del catedrático de Latín de la Universidad de Santiago de Compostela, Abelardo Moralejo Laso, el topónimo actual deriva de Grandimirum o Glandomiron, nombres vinculados a una antigua mansión romana mencionada por Ptolomeo.
Una teoría que respaldan también los historiadores Xosé María Lema y Evaristo Domínguez en su libro enciclopédico «Zas polo miúdo», donde descartan la filiación germánica del topónimo y sugieren, basándose en estudios de Paulo Martínez Lema o Fernando Cabeza Quiles, que el nombre de Brandomil sea de origen celta.
Y no es para menos, ya que este enclave a orillas del río Xallas ha sido un punto estratégico desde tiempos inmemoriales, mucho antes de la llegada de los romanos.
De hecho, Brandomil ya estaba habitado por tribus celtas, como lo demuestran los restos de un castro sobre el río Xallas. Un asentamiento prerromano que revela la existencia de una comunidad organizada que fue capaz de adaptarse a la llegada de los nuevos pobladores llegados de tierras mediterráneas.
La huella romana: oro, estaño y una villa olvidada
Si hay algo que define a Brandomil es su pasado romano. Y es que hoy sabemos que este pequeño pueblo gallego bañado por las aguas del río Xallas, fue en su día uno de los enclaves más occidentales del Imperio Romano.
Los romanos, siempre ávidos de recursos, encontraron en Brandomil un filón de oro y estaño. Durante más de dos siglos, explotaron estas minas, que no solo abastecieron al Imperio, sino que también atrajeron a funcionarios, mineros y comerciantes.
Este flujo de personas y mercancías convirtió a Brandomil en un núcleo de importancia estratégica, un punto verdaderamente clave en la red comercial romana.
Aunque todavía no hay consenso definitivo entre los historiadores, se cree que la Vía XX «per loca marítima», mencionada en el Itinerario de Antonino, pasaba por Brandomil.
Esta calzada, que unía las ciudades galaicorromanas de Bracara Augusta (Braga) y Asturica Augusta (Astorga), no solo facilitaba el transporte de minerales, sino que también explica la abundancia de restos arqueológicos encontrados en la zona.
Capiteles de columnas, aras votivas, vasijas de vidrio y muchos otros hallazgos encontrados nos hablan de un pasado próspero y dinámico, donde Brandomil era mucho más que un simple pueblo minero más del Imperio.
Y es que, bajo las tierras de Brandomil, se encuentran las ruinas de una villa romana, considerada el núcleo urbano más occidental del Imperio. Esta domus, residencia de familias de cierto nivel económico, era un centro administrativo y social donde vivieron funcionarios y mineros que trabajaban a orillas del río Xallas.
Las investigaciones arqueológicas, como las llevadas a cabo en 2007 por Juan Naveira y en 2019 por Lino Gorgoso, han revelado que esta villa tuvo dos grandes fases de ocupación. La primera, en el siglo I d.C., se cree que terminó abruptamente debido a un incendio alrededor del año 98.
Sin embargo, tres décadas después, los estudios apuntan que la villa fue reconstruida y habitada ininterrumpidamente durante casi 500 años, hasta el siglo V d.C.
Las leyendas populares de Brandomil llevan décadas hablando de una ciudad enterrada bajo sus tierras. Hoy, afortunadamente, gracias a las investigaciones arqueológicas, sabemos que estas historias no son simples mitos.
La llegada de los ingleses a Brandomil
Muchos siglos después de la presencia de los romanos, concretamente a finales del siglo XIX, los ingleses pusieron sus ojos Brandomil, atraídos por la posibilidad de encontrar el oro que los romanos pudiesen haber dejado atrás.
Empresas como la Monte del Oro-Mining Company Limited, llegaron a Brandomil con la esperanza de revivir la gloria de las antiguas minas romanas. Minas como San Nicolás, Enriqueta y Constantina fueron estudiadas minuciosamente para evaluar su rentabilidad.
En 1887, documentos de la época detallan cómo en la mina San Nicolás, conocida hoy como el Pozo Limideiro, se instaló un malacate movido por caballerías. Un primer paso antes de la llegada de las máquinas de vapor que, finalmente, nunca se materializaron.
Y es que a pesar del entusiasmo inicial, los ingleses finalmente desistieron de su propósito. Los romanos, expertos en minería, ya habían explotado exhaustivamente estos yacimientos, dejando poco margen para una nueva extracción rentable.
Qué ver en Brandomil
A diferencia de otros pueblos con encanto de la provincia de A Coruña, como Redes, Muros o Laxe, Brandomil no presume de un casco histórico de campanillas ni de iglesias, plazas o monumentos. Su singularidad reside en su esencia rural y en un pasado fascinante que aún continúa desenterrándose.
Puente de Brandomil
Situado sobre el Xallas, el puente de Brandomil es un testimonio vivo de la historia de estas tierras. Aunque su estructura actual data del siglo XVII, se cree que en época romana ya había un viaducto que formaba parte de la antigua vía romana «Per Loca Marítima«.
Construido con cuatro arcos de sillería, tres de ellos de 8,20 metros de luz y uno más pequeño de 4,30 metros. Los tajamares, triangulares aguas arriba y trapezoidales aguas abajo, suben hasta la coronación, una técnica que descarta su origen romano.

Además de su importancia histórica, el puente de Brandomil jugó un papel crucial en el Camino de Santiago, pues por él transitaban los peregrinos que desembarcaban en los puertos de Muxía y Fisterra en dirección a la ciudad del Apóstol.
Pozo Limideiro
Esta antigua mina de oro, explotada durante siglos por los romanos, es hoy un lugar envuelto en misterio y leyenda. Como contamos anteriormente, a finales del siglo XIX, una compañía minerainglesa intentó reactivar su explotación, pero desistió al comprobar que los romanos ya habían dado buena cuenta de los yacimientos más valiosos.
Hoy, la mina inundada forma una laguna artificial de un impresionante color turquesa, rodeada de una frondosa vegetación que convierte este lugar en un pequeño paraíso.
Según las leyendas locales, en sus aguas se esconden unas escaleras de oro que bajan hasta el fondo, donde reposa una cazuela áurea que, dicen, puede verse en los días más claros. Haya o no haya oro, no cabe duda de que el Pozo Limideiro es un rincón mágico.
Yacimiento romano de Pedra do Altar
Este yacimiento es uno de los tesoros arqueológicos más fascinantes de Galicia. Y no es para menos, ya que alberga los restos de una domus romana de época altoimperial (siglos I-II d.C.), que permite conocer la vida cotidiana de sus antiguos habitantes.
Las excavaciones, dirigidas por el arqueólogo Lino Gorgoso y respaldadas por la Fundación Brandomil y el Ayuntamiento de Zas, han revelado estructuras impresionantes, como un tablinum porticado (una estancia señorial), pavimentos bien conservados y muros que muestran varias fases de ocupación, desde el siglo I hasta el V d.C.

Además, se han encontrado más de 1.500 piezas, entre ellas cerámicas, vidrios, una moneda del emperador Trajano y una tégula con un grabado de un pez, vinculado a los inicios del cristianismo. Todos estos elementos corroboran el alto nivel económico de los habitantes de Brandomil entre los siglos I y V.
El proyecto en Pedra do Altar, que ha requerido años de trabajo y la colaboración de diversas instituciones, busca poner en valor este importante legado romano.
Se espera que los descubrimientos puedan ser expuestos en un futuro museo en Brandomil, para que tanto visitantes como investigadores puedan apreciar la riqueza histórica y cultural de este enclave único en Galicia.
¿Cómo llegar a Brandomil?
Brandomil se encuentra en el municipio coruñés de Zas, a unos 40 minutos de Santiago de Compostela y a una hora de la ciudad de A Coruña.
Desde la ciudad herculina, lo más cómodo es tomar la autopista AG-55 y salir en la salida 49 hacia la AC-552 para girar inmediatamente a la izquierda en dirección a Zas. Una vez allí, hay que desviarse por la DP-9302 hacia Santiago/Brandomil.
Para quienes salen desde Santiago de Compostela, lo más sencillo es tomar la autovía AG-56 hasta la salida 7, para después desviarse por la carretera AC-544. A la altura de Espiño (A Baña), hay que tomar la AC-546 hasta A Pereira, donde un último desvío por la AC-441 lleva directamente a Brandomil.
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