Allá por el siglo XVIII, cuando las patatas ya eran el «oro blanco» de Galicia, se gestó la idea de construir un granero que fuera la envidia de toda la comarca: el hórreo de Carnota.
Junto a los cruceiros y los molinos, los hórreos son la quintaesencia del patrimonio etnográfico y cultural de Galicia. Y el de Carnota, con su imponente presencia, se ha convertido en un auténtico símbolo del patrimonio gallego.
Acompáñanos hoy a descubrir el hórreo de Carnota, un monumento que nos transporta a una época en la que la agricultura marcaba el ritmo de la vida y donde la ingeniosa arquitectura se ponía al servicio de la conservación de las cosechas.
Hórreo de Carnota: un símbolo de la Costa da Morte
Si bien es cierto que el municipio coruñés de Carnota es famoso por sus increíbles playas, no menos cierto es que también lo es por su hórreo, que siempre está marcado en rojo en todos los itinerarios de viaje de los turistas que visitan la Costa da Morte.
Y no es que lo digamos nosotros, sino que lo dicen los miles de viajeros que se acercan año tras año a admirar esta maravilla de la arquitectura popular.
Declarado Bien de Interés Cultural, este coloso de piedra puede presumir con orgullo de ser el tercer hórreo más grande de Galicia. Y es lógico, si tenemos en cuenta que mide casi 35 metros de largo y 1,90 metros de ancho.

Imagina la cantidad de maíz, trigo y patatas que se podían almacenar aquí en el pasado… Hoy en día, aunque ya no se usa como granero, sigue siendo un símbolo de la cultura gallega y uno de los monumentos más emblemáticos de Galicia.
Sin embargo, como suele decir el dicho, unos se llevan la fama y otros cardan la lana. Y es que muy cerca del hórreo de Carnota se encuentra el de Lira, que le supera en longitud con sus más de 36 metros, aunque solo tiene 1,60 metros de ancho.
Es más, si de hórreos grandes hablamos, hay que buscarlos más al sur. Y es que el privilegio de ser los mayores hórreos de Galicia lo tienen los de Araño en Rianxo (37,05 metros de largo por 2,40 de ancho) y el de Poio (33,46 metros de largo por 3,37 de ancho).
Sea como sea, el de Carnota ha alcanzado una fama inigualable. ¿Los motivos? Quién sabe… Quizás sea por su ubicación privilegiada a escasos metros del centro de Carnota o por el bonito conjunto arquitectónico que forma junto a la iglesia y el palomar.
Eso sí, no creas que es el único hórreo en Carnota. Y es que en el municipio carnotano hay catalogados más de 900. Aunque ninguno como este coloso, que se alza imponente sobre el verde paisaje, desafiando el paso del tiempo.
¿Cómo es el hórreo de Carnota?
El hórreo de Carnota no es solo grande, ¡es monumental! Y no es solo una forma de hablar, puesto que fue declarado Monumento Nacional en el año 1973.
Construido íntegramente en sillería de granito, este hórreo esconde detalles fascinantes que lo hacen único. Con casi 35 metros de largo y cerca de 2 de ancho, se alza sobre 22 pares de pies, conformando una estructura imponente que lo convierte en una auténtica obra maestra de la arquitectura popular gallega.
Su construcción se inició en el año 1768 bajo la dirección del arquitecto local Gregorio Quintela, pero no fue hasta 15 años después, en el año 1783, cuando se completó con la adición de 11 pares de pies más.

Alrededor del tamaño del hórreo de Carnota hay también una curiosa historia. Cuentan las malas lenguas que había una gran rivalidad entre los párrocos de Lira y Carnota. Por eso, cuando los de Lira construyeron el suyo, el párroco de Carnota decidió ampliarlo.
Las hileras horizontales de piedra que forman su cámara cerrada no solo le confieren un aspecto característico, sino que también cumplen una función esencial: permiten la ventilación y la correcta conservación de los productos que antaño se almacenaban en su interior, principalmente maíz y otros granos.
El hórreo de Carnota pertenece al estilo «noiés», típico de la zona entre la Costa da Morte y la ría de Muros y Noia. Este estilo se distingue por el uso exclusivo de la piedra en su construcción, a excepción de la puerta, que es de madera.
Aunque la decoración es escasa, uno de sus extremos presenta elementos ornamentales de estilo barroco con dos pináculos flanqueando una cruz asentada sobre una bola.
Un detalle curioso son los conocidos como «tornarratos», unas piezas circulares de piedra que sobresalen en la parte superior de los pies. La función de esta ingeniosa solución es evitar que los roedores accedan al grano almacenado.
Un conjunto arquitectónico ejemplo del barroco rural
Como pasa con muchos hórreos en Galicia, el de Carnota no se entendería sin la presencia de la iglesia de Santa Comba que, junto a la casa rectoral y el palomar, forma un conjunto arquitectónico digno de visita.
El templo, un bello ejemplo del barroco rural gallego de la época, tiene planta de cruz latina y dos naves laterales y destaca por su fachada de piedra, trabajada con la maestría característica de los canteros de la época, y su esbelto campanario.
La distribución del conjunto no es casual. Y es que antiguamente, muchos hórreos pertenecían al clero, que recibía parte de las cosechas de los campesinos como diezmo. Este impuesto, que se llevaba una parte de la producción, nos recuerda el importante papel que jugaba la Iglesia en la vida rural gallega.
¿Cómo llegar al hórreo de Carnota?
El hórreo de Carnota se encuentra muy cerca del centro urbano de la localidad carnotana y está bien señalizado. Si vas en coche, puedes llegar directamente hasta las inmediaciones del hórreo, aunque ten en cuenta que las carreteras son estrechas.
Una vez en la plaza de Carnota, en la carretera AC-550, solo hay que tomar la calle que baja hacia el mar y seguir las indicaciones hórreo de Carnota/praia de Carnota.
Si vienes desde Santiago de Compostela, el trayecto lleva poco más de una hora. Y si partes de la ciudad de A Coruña, el viaje toma menos de hora y media.
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