Qué ver en Celanova, uno de los pueblos más bonitos de la provincia de Ourense + MAPA

Hay lugares en el interior de Galicia que guardan más historias de las que parece, y Celanova es, sin duda, uno de ellos. A menudo eclipsada por otros bonitos pueblos de Ourense como Allariz o Ribadavia, esta villa ofrece un fascinante viaje a través de la historia.

Famosa por el monumental Monasterio de San Salvador, la villa ofrece también tesoros menos conocidos, como la excepcional capilla mozárabe de San Miguel, el yacimiento castreño de Castromao y el burgo medieval de Vilanova dos Infantes.

Además, es tierra de grandes poetas, pues aquí nacieron algunas de las figuras más ilustres de la literatura gallega como Curros Enríquez o Celso Emilio Ferreiro.

Por eso, vamos a contarte todo lo que ver en Celanova para que no te pierdas nada. Un recorrido que va de lo monumental a lo íntimo, de la arqueología a la leyenda, y que te descubrirá por qué esta villa es uno de los destinos más sorprendentes de Ourense.

Qué ver en Celanova: 8 planes para descubrir uno de los pueblos más bonitos de Ourense

Para descubrir la esencia de la villa celanovesa, te proponemos un itinerario que arranca en su imponente corazón monumental para poco a poco ir recorriendo los tesoros que se esconden en su casco histórico y en los alrededores.

Monasterio de San Salvador

Si hay un lugar qué ver en Celanova de forma obligatoria ese es el Monasterio de San Salvador. Y es que este monumento es el auténtico alma de esta villa ourensana.

Fundado en el año 936 por San Rosendo, una de las figuras más influyentes de la Galicia medieval, el monasterio se alza majestuoso presidiendo la Plaza Mayor, donde su imponente silueta barroca domina el horizonte urbano.

La iglesia abacial es el gran tesoro de este conjunto monástico. De proporciones casi catedralicias, su interior impresiona por la espectacularidad del retablo mayor, una auténtica obra de arte que, por sí sola, justificaría la visita a Celanova.

Igualmente notables son sus dos coros. El alto es una joya del gótico flamígero del siglo XV, del que solo existe otro ejemplo en Galicia (el de la Catedral de Mondoñedo), y cuenta con un magnífico órgano todavía en funcionamiento.

Como contrapunto, el coro bajo exhibe una impresionante sillería de estilo barroco tallada en el siglo XVIII y unas monumentales puertas con San Pedro y San Pablo.

El corazón del Monasterio de Celanova late en sus dos claustros que proponen un viaje en el tiempo. Merece la pena recrearse en el Claustro de las Procesiones, también llamado Claustro Barroco, del siglo XVI, donde las gárgolas observan en silencio desde lo alto.

El Claustro Nuevo, también conocido como Claustro del Poleiro, destaca por su sobriedad y elegancia, siendo una de las obras más destacadas del neoclasicismo gallego.

Tal fue la magnitud que alcanzó el cenobio que, según cuenta la crónica, incluso el emperador Carlos I sopesó retirarse aquí para su descanso eterno, aunque finalmente se decantó por el Monasterio de Yuste debido a su clima más benigno.

A pesar de aquel esplendor, el monasterio no fue ajeno a los vaivenes de la historia: sufrió el abandono tras la desamortización del siglo XIX y llegó a ser utilizado como prisión. Hoy, lejos de ser un mausoleo silencioso, sus dependencias bullen con la vida de Celanova al albergar el ayuntamiento, un instituto de secundaria y la biblioteca municipal.

Capilla de San Miguel, una visita obligada en Celanova

Escondida en el antiguo huerto del monasterio, casi como un secreto bien guardado, se encuentra la Capilla de San Miguel, uno de los imprescindibles qué ver en Celanova.

A primera vista, sus reducidas dimensiones podrían llevar a engaño, pero estamos ante una de las joyas arquitectónicas más fascinantes de España. Y es que, no en vano, se trata del único templo mozárabe que ha llegado hasta nosotros totalmente intacto, sin una sola modificación en más de 1000 años desde su construcción allá por el siglo X.

Su interior es un asombroso ejercicio de arquitectura en miniatura, un recorrido a través de tres espacios mínimos conectados por arcos de herradura de inspiración califal. Lo más llamativo es que cada uno de estos cuerpos se cubre con una bóveda diferente, de cañón, de arista y finalmente una cúpula gallonada en el ábside.

Sin embargo, su verdadero misterio se revela dos veces al año. Durante los equinoccios de primavera y otoño, los primeros rayos de sol atraviesan la capilla de este a oeste, generando un efecto visual único que dibuja una estrella luminosa. Este fenómeno, fruto de una orientación astronómica perfecta, se cree que podría tener raíces en rituales prehistóricos.

Declarada Monumento Nacional en 1923, la capilla sigue atrayendo curiosos, estudiosos y viajeros que buscan una experiencia singular: la de contemplar cómo la historia y la naturaleza se encuentran bajo el mismo techo de piedra.

Casco antiguo de Celanova

Aunque su famoso monasterio acapara casi todo el protagonismo, el verdadero encanto de Celanova se descubre caminando por su casco antiguo, un entramado de calles empedradas y plazas con historia y carácter que invitan al paseo tranquilo.

El punto de partida es, inevitablemente, la Plaza Mayor, un amplio espacio donde las fachadas con sus características galerías acristaladas enmarcan la silueta del cenobio. Es, sin duda, el lugar ideal para tomarle el pulso a la villa desde una de sus terrazas o para sumergirse en el bullicio de su mercado semanal de los jueves.

Desde aquí, lo mejor es dejarse llevar por calles como la Rúa de Arriba o la Rúa de Abaixo, descubriendo casas con fachadas blasonadas, balcones floridos y las típicas galerías acristaladas que parecen competir en encanto, pero nunca en altura.

Y es que un detalle curioso llamará la atención del visitante más avispado: la escasa altura de las construcciones más antiguas. Esto no es una simple casualidad, sino que es resultado de un antiguo privilegio monástico, vigente hasta 1920, que prohibía que ninguna vivienda superara la altura de las ventanas del convento.

El paseo conduce inevitablemente a otros rincones con encanto, como la recogida y porticada Praza do Millo, antiguo mercado del grano, o la tranquila Alameda, espacios que completan la estampa de uno de los cascos históricos mejor conservados de Ourense.

Celanova: tierra de poetas

La villa celanovesa es mucho más que su impresionante patrimonio monumental: es la cuna de algunas de las figuras que han marcado la literatura gallega y española, lo que le ha valido el merecido sobrenombre de «Tierra de Poetas».

Y es que en sus calles nació Manuel Curros Enríquez, el alma del Rexurdimento gallego, cuyo compromiso social y poético lo convirtieron en la voz del pueblo. En la Casa dos Poetas, antigua residencia familiar, se puede explorar la vida y obra de este referente junto a otros ilustres como Celso Emilio Ferreiro y Xosé Luis Méndez Ferrín.

Celso Emilio, nacido en 1912, es otro pilar de la poesía gallega moderna, reconocido por el icónico poemario «Longa noite de pedra», un grito literario contra la dictadura franquista que sigue resonando con fuerza. Ferrín, por su parte, ha dejado una huella profunda con relatos y poesía que exploran la identidad y la historia de la Galicia rural.

La ruta «Celanova: Pedra e Poesía», organizada por la Fundación Curros Enríquez, es la mejor oportunidad para descubrir el legado literario de Celanova.

Mirador da Obra: las mejores vistas de Celanova

Para obtener una perspectiva diferente de la villa, una buena opción es subir al Mirador da Obra. Tras un breve pero exigente paseo cuesta arriba desde el centro, este balcón natural ofrece una de las mejores panorámicas de Celanova, con el perfil del monasterio recortándose sobre el pueblo y las montañas como telón de fondo.

Aunque el camino presenta cierta pendiente y el acceso en coche puede resultar complicado en su parte final, el encanto de su panorámica recompensa el esfuerzo. El mirador cuenta con bancos y mesas que invitan a descansar o hacer un picnic mientras se disfrutan las vistas.

Vilanova dos Infantes

A apenas tres kilómetros de Celanova, se encuentra la encantadora aldea de Vilanova dos Infantes. Este burgo medieval, perfectamente conservado, se articula en torno a su imponente torre del homenaje, último vestigio de una fortaleza cuyos orígenes se remontan al siglo X, cuando Ilduara, madre de San Rosendo, fundó aquí un monasterio.

Con sus 19 metros de altura, la torre es un testigo silencioso de las batallas entre los condes de Monterrei y Lemos que sobrevivió de milagro a las Revueltas Irmandiñas.

El misterio envuelve incluso el origen de su nombre. Y es que si bien hay una leyenda local que habla sobre el nacimiento de siete infantas gemelas, también hay documentada la presencia histórica de mujeres de la realeza en su antiguo cenobio.

No menos misteriosa es la conocida como Cueva de San Vivián, una bodega subterránea cuya única señal exterior es una chimenea de piedra en la Plaza de Tralacerca.

Su origen es un enigma: el nombre de un santo italiano sin tradición en Galicia y la ausencia total de registros eclesiásticos han alimentado la hipótesis de que pudo ser un lugar secreto de culto para las primeras comunidades judías o musulmanas asentadas en la zona.

Más allá de su torre, hoy visitable, pasear por las calles de Vilanova es descubrir un conjunto de gran encanto, con sus casas de piedra, hórreos tradicionales y rincones tan singulares como el Centro Etnográfico, dedicado a su histórica tradición zapatera.

Castro de Castromao

Localizado en una colina a más de 700 metros de altitud, dominando toda la comarca, el Castro de Castromao es uno de los imprescindibles qué verca de Celanova, pues permite hacer una inmersión total en el pasado prerromano de Galicia.

Y es que no estamos hablando de un yacimiento cualquiera, sino de la antigua Coelióbriga, la capital de la tribu de los coelernos, que estuvo habitada durante casi mil años.

La visita permite recorrer un asentamiento donde aún son visibles más de setenta estructuras protegidas por una muralla de más de 500 metros de perímetro.

Parcialmente excavado, el paseo por el recinto es un auténtico viaje en el tiempo: en la acrópolis se aprecian las viviendas circulares originales, mientras que en las zonas bajas aparecen construcciones rectangulares, clara evidencia de la llegada romana.

Esta transición histórica se materializa en el hallazgo más importante del castro, la «tessera hospitalis» denominada Tábula de Castromao, una placa de bronce del año 132 d.C. que sella un pacto de hospitalidad entre los coelernos y Roma.

Esta y otras piezas de gran valor, como el famoso Trisquel calado o un tesorillo de monedas, se custodian hoy en el Museo Arqueológico Provincial de Ourense.

Mientras, en el yacimiento, declarado Bien de Interés Cultural, varios paneles interpretativos ayudan a imaginar la vida en uno de los enclaves castreños más importantes de Galicia.

Ponte do Freixo

Sobre las aguas del río Arnoia, justo en el límite entre los municipios de Cartelle y Celanova, se alza el Ponte do Freixo, uno de los mejores ejemplos de la ingeniería romana en Galicia, pues conserva intacta gran parte de su estructura original desde los siglos II y III.

Este puente de 57 metros, formaba parte de la Vía XVIII del Itinerario de Antonino, conectando el campamento romano de Aquis Querquennis con Ourense y Lugo.

Declarado Monumento Nacional en 1984, conserva intactos sus cuatro arcos de medio punto y las robustas pilastras diseñadas para resistir las fuertes corrientes fluviales. El entorno, convertido hoy en área recreativa, invita al baño en sus pozas naturales y a disfrutar de la presa antigua y el molino de cuatro ruedas que completan el paisaje.

Qué ver cerca de Celanova: planes para alargar la visita

La localización de Celanova la convierte en una base de operaciones ideal para explorar un territorio lleno de sorpresas, donde la historia sigue marcando el pulso del viaje.

A pocos minutos se encuentran joyas de la arquitectura popular como el impresionante conjunto de hórreos de A Merca, o lugares envueltos en leyenda como el Santuario das Marabillas en Cartelle, nacido, según el mito, de una aparición mariana.

Sin embargo, es en el vecino municipio de Bande donde se encuentran algunas de las joyas más singulares del sur de Ourense. Aquí, el pasado romano cobra vida de una forma casi mágica en Aquis Querquennis, un enorme campamento militar que, junto a sus termas, aparece y desaparece según el nivel de las aguas del embalse de As Conchas.

También merece la pena visitar la iglesia de Santa Comba de Bande, un templo visigodo de casi 1.400 años, único en Galicia, que ofrece un viaje directo a la Alta Edad Media.

Aquí, en el municipio de Lobios, también se esconde otro secreto: la aldea fantasma de Aceredo, que emerge de las profundidades del embalse de Lindoso en épocas de sequía.

Como broche final, toda la zona sirve de antesala a la Baixa Limia-Serra do Xurés, uno de los seis parques naturales de Galicia. Protegido como Reserva de la Biosfera, este enclave natural es un auténtico paraíso para los amantes de la naturaleza.

Mapa con los principales lugares qué ver en Celanova

¿Cómo llegar a Celanova?

Llegar a Celanova es rápido y cómodo, ya que se encuentra a menos de media hora en coche de Ourense ciudad. La ruta más directa es tomar la Autovía de las Rías Baixas (A-52) hasta la salida de la autovía AG-31, que lleva directamente a las inmedicaciones de la villa.

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