20 años viviendo en la capital de Galicia dan para mucho. Y aunque no puedo considerarme un picheleiro de pro, como se conoce a los compostelanos, sí que puedo decir que conozco al dedillo cientos de cosas curiosas que ver en Santiago de Compostela.
Y es que si bien todos sabemos que la capital gallega es bien conocida por el Camino de Santiago y por albergar algunos de los monumentos más emblemáticos de Galicia, existen muchos rincones que pasan inadvertidos a los ojos del turista.
Y en este artículo, te voy a desvelar algunos de los más curiosos. Prepárate para descubrir esos lugares secretos de Santiago que te harán enamorarte aún más de esta ciudad mágica. ¡No pierdas detalle!
10 cosas curiosas que ver en Santiago de Compostela
Más allá de los puntos de interés que salen en todas las guías turísticas, Santiago revela su verdadera esencia en sus callejuelas empedradas, plazas escondidas y monumentos poco conocidos.
La única escalera triple helicoidal del mundo
Entre las cosas curiosas que ver en Santiago de Compostela, destaca una joya arquitectónica única en el mundo: la fascinante escalera triple helicoidal de Domingo de Andrade.
Escondida en el corazón del antiguo Convento de Santo Domingo de Bonaval, actual sede del Museo do Pobo Galego, esta maravilla barroca desafía la lógica y la percepción visual de todo el que la ve.
Construida entre los siglos XVII y XVIII, la escalera se compone de tres rampas independientes que se entrelazan sin tocarse, cada una con un destino diferente. Mientras dos de ellas conducen a las salas de exposiciones del museo, la tercera asciende hasta la linterna superior, ofreciendo acceso a la cubierta del edificio.
Lo que realmente sorprende de esta obra maestra es su ingeniosa combinación de robustez y ligereza. Cada peldaño, tallado en un único bloque de granito de 200 kg, se integra en una estructura que, curiosamente, transmite una gran sensación de ingravidez.
Aunque originalmente fue concebida sin barandilla para acentuar este efecto, posteriormente se le añadió una de hierro que no resta un ápice de elegancia a la construcción.
Para el visitante, la escalera supone un auténtico desafío visual. Distinguir las tres rampas entrelazadas resulta una tarea casi imposible a primera vista, convirtiendo la observación de esta obra en una experiencia fascinante.
Sin duda, esta escalera no es solo un prodigio de ingeniería, sino también un testimonio vivo del virtuosismo arquitectónico de la época barroca, que sigue cautivando a locales y turistas por igual.
Cementerio de Bonaval
Entre las cosas curiosas que ver en Santiago de Compostela destaca este antiguo cementerio, localizado en el corazón del Parque de Santo Domingo de Bonaval. Y aunque pueda sonar extraño, este antiguo camposanto se ha convertido en un espacio de vida y cultura. Ahora lo entenderás.
Fundado en la década de 1840 y clausurado en los años 60 del siglo XX, el cementerio experimentó una notable transformación en los 90 de la mano del arquitecto Álvaro Siza y la paisajista Isabel Aguirre, quienes supieron respetar la arquitectura funeraria original al tiempo que creaban un nuevo espacio público.
Los nichos vacíos, testigos silenciosos del pasado, se entremezclan ahora con jardines y senderos, creando un ambiente único donde la historia y la naturaleza conviven en armonía.
Hoy en día, lejos de ser un lugar lúgubre, el cementerio de Bonaval se ha convertido en un vibrante pulmón verde de la ciudad, un espacio de encuentro donde se celebran conciertos, obras de teatro y proyecciones de cine al aire libre. Incluso no es raro ver a compostelanos y turistas disfrutando de picnics o tomando el sol.
Además, el cementerio de Bonaval no solo ofrece un paseo por la historia, sino que también es uno de los lugares perfectos para disfrutar de unas espectaculares vistas panorámicas del casco antiguo compostelano.
La única escultura de Chillida en Galicia
Seguimos en el Parque de Bonaval desvelando los secretos de Santiago de Compostela, donde se esconde una joya artística que incluso muchos compostelanos desconocen: «A Porta da Música», la única escultura del genial Eduardo Chillida en Galicia.
Esta imponente estructura de acero corten, con sus 17 toneladas y más de tres metros de altura, se instaló en 1994. A pesar de su relevancia artística, con el paso del tiempo ha ido cayendo injustamente en el olvido, convirtiéndose en un tesoro oculto para los amantes del arte contemporáneo.
Chillida concibió esta obra como un homenaje al Camino de Santiago y a la majestuosa Catedral. Su diseño ingenioso permite enmarcar perfectamente en su vano las torres de la catedral, creando un diálogo visual entre lo moderno y lo histórico.
Pero «A Porta da Música» es mucho más que un marco para el paisaje compostelano. Su estructura, formada por dos columnas unidas por un dintel, está diseñada para interactuar con el viento, produciendo un suave sonido que invita a la contemplación.
La sombra del peregrino
Al caer la noche en la emblemática Plaza de la Quintana, la luz artificial crea un espectáculo único sobre la fachada de la Catedral de Santiago: la misteriosa «Sombra del Peregrino», una de esas cosas curiosas que ver en Santiago de Compostela que no te puedes perder.
Esta silueta, proyectada por un pilar de granito, dibuja con precisión la figura de un peregrino medieval, completo con sombrero y bordón, como si estuviera eternamente a punto de cruzar la Puerta Santa. Eso sí, para poder observarla en todo su esplendor, tendrás que situarte en un ángulo concreto.
Más allá de ser un simple juego de luces y sombras, esta enigmática figura ha inspirado numerosas leyendas a lo largo de los siglos, desde un sacerdote enamorado que espera a su amada hasta un parricida condenado a vagar eternamente por el Camino.
Sea cual sea su origen, la sombra del peregrino se ha convertido en un símbolo más de la magia y el misterio que envuelven a la ciudad de Santiago de Compostela, atrayendo a curiosos y peregrinos por igual a contemplar este fenómeno cada noche.
Las calles más estrechas de la ciudad. Y también las más curiosas
Perderse por las callejuelas del casco histórico de Santiago de Compostela es una experiencia en sí misma, pero si buscas llevarte una foto para el recuerdo, no puedes dejar de explorar las calles más estrechas de la ciudad.
Aunque la Ruela de Entrerrúas, con sus 90 centímetros de ancho, es la más popular y fotografiada, el título de la calle más estrecha de Santiago se lo lleva la Rúa da Oliveira, con apenas 70 centímetros en su punto más angosto.
Pero entre las cosas curiosas que ver en Santiago de Compostela, tampoco puedes dejar de visitar la Ruela de Sae Se Podes («Sal si puedes»), un callejón sin salida que desemboca en una encantadora plaza.
Estas callejuelas no solo son un desafío para los transeúntes, sino que también ofrecen la oportunidad de obtener fotografías únicas. De hecho, no es raro ver a muchas personas intentando tocar ambas paredes simultáneamente o suspenderse en el aire apoyándose en los muros.
Los bancos de Sargadelos
Una de las cosas curiosas que ver en Santiago de Compostela que incluso los locales desconocen son los conocidos como «bancos de Sargadelos», cuyos respaldos fueron elaborados por la fundición de Sargadelos antes de su cierre en el año 1875.
Los bancos se encuentran en uno de los lugares más populares de Compostela, el paseo central de la Alameda. Fueron diseñados en 1866 por el arquitecto Manuel de Prado y Vallo, combinando la solidez de la piedra con la delicadeza de la fundición, creando un conjunto armónico y elegante.
Lo que hace únicos a estos bancos es su decoración. Los respaldos de bronce muestran escenas lúdicas de niños tocando instrumentos musicales y jugando con ardillas, todo ello enmarcado en motivos vegetales que armonizan con el entorno del parque.
El Banco de los Enamorados de la Alameda
También en la alameda compostelana, justo detrás del palco de la música, se encuentra otro de los secretos de Santiago de Compostela: el Banco dos Namorados, también conocido como el «banco de los susurros».
Este enorme banco semicircular de piedra, construido en 1916, esconde un secreto mágico: gracias a su diseño y a las propiedades acústicas de la piedra, dos personas situadas en sus extremos pueden susurrarse secretos sin que nadie más los escuche.
La leyenda cuenta que, en los tiempos de la dictadura franquista, cuando las muestras de afecto en público estaban mal vistas, este banco se convirtió en un refugio para los enamorados que buscaban un lugar donde expresar sus sentimientos sin ser descubiertos.
Hoy en día, el Banco dos Namorados mantiene intacto su encanto. Parejas, amigos y curiosos siguen acudiendo a este rincón mágico de la alameda para compartir confidencias y probar su peculiar acústica.
Aunque no es el único banco romántico de la Alameda de Santiago ya que, a unos cientos de metros, se encuentra un centenario árbol, conocido como el «Eucalipto dos Namorados», rodeado por un banco de madera.
Su corteza, llena de inscripciones de parejas que han dejado su huella a lo largo del tiempo, es un testimonio del amor que ha florecido bajo sus ramas. Además, desde este punto privilegiado es posible disfrutar de una de las mejores vistas panorámicas de la Catedral de Santiago.
El árbol de la ciencia
En la siempre animada Rúa do Franco, a pocos pasos de la Plaza del Obradoiro, se encuentra el conocido como Árbol de la Ciencia, otra de las cosas curiosas que ver en Santiago de Compostela.
Esta especie de escultura, resguardada tras un cristal, representa un árbol con trece pergaminos que simbolizan las ramas del conocimiento.
Pero lo que hace realmente especial al Árbol de la Ciencia es la tradición que lo rodea. Y es que cuenta la leyenda que los estudiantes indecisos acudían a él para descubrir su vocación.
El ritual, tan simple como mágico, consiste en dar tres vueltas de espaldas a la escultura y señalar al azar uno de los pergaminos. La rama señalada, se decía, revelaría la carrera ideal para cada uno.
El Arco de Mazarelos
En pleno corazón de Santiago de Compostela, el Arco de Mazarelos se alza como un testigo silencioso de la rica historia de la ciudad compostelana.
Esta imponente construcción de piedra, una de las siete puertas que controlaban el acceso a la ciudad y único vestigio de la antigua muralla medieval, transporta al viajero a épocas pasadas, cuando la ciudad compostelana estaba rodeada por una imponente fortificación de casi dos kilómetros, construida en el siglo XI por orden del Obispo Cresconio.
Su importancia no solo radicaba en su función defensiva, sino también en su papel comercial. Y es que por este arco entraban mercancías vitales para la vida cotidiana de los compostelanos, como el afamado vino Ribeiro de Orense y los cereales de Castilla.
Mirador do Monte de Deus
Localizado en el barrio de Vite, al norte de la ciudad, el mirador do Monte de Deus es uno de esos secretos de Santiago de Compostela que incluso desconocen muchos compostelanos. Y sea más o menos secreto, lo cierto es que a este mirador no suben muchos turistas.
A diferencia de otros miradores más conocidos, como es el caso del Monte Pedroso o el Parque de Bonaval, esta atalaya ofrece una perspectiva única y sorprendente de la ciudad.
Y es que desde sus 375 metros de altura, podrás disfrutar de una espectacular vista panorámica que abarca desde el barrio de Vite hasta el majestuoso casco histórico, donde la Catedral de Santiago sigue siendo la protagonista indiscutible.
Pero aquí, la perspectiva es bien diferente, ya que el convento de San Francisco y el monasterio de San Martiño Pinario se alzan en primer plano, dejando únicamente a la vista las torres de la catedral.
Además, lo mejor de todo es que llegar al mirador do Monte de Deus es relativamente sencillo, ya que no es necesario hacer largas caminatas ni subir grandes pendientes.
Mapa con las 10 cosas curiosas que ver en Santiago de Compostela
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