Más allá de los tópicos, Galicia es un lugar que sorprende a cada paso. Y es que de norte a sur y de este a oeste, esta tierra promete experiencias únicas que no encontrarás en ningún otro lugar.
Ya sea que busques paisajes de ensueño, aventura, cultura o simplemente perderte en su magia, aquí tienes una lista de 68 cosas que hacer en Galicia al menos una vez en la vida. Coge papel y lápiz ¡y toma nota!
68 cosas que hacer en Galicia al menos una vez en la vida
1. Alucinar con el espectáculo salvaje del desembarco vikingo de Catoira. Y como no, disfrutar de la «papatoria» posterior donde no faltan el pulpo, las sardinas o las empanadas.
2. Participar en una de las miles de verbenas populares del verano gallego y terminar sin voz cantando con las orquestas los temas del momento. Y, de paso, entender porque formaciones como Panorama, París de Noia o El Combo Dominicano arrastran a miles de fans con la misma fuerza que las popstars más cotizadas.
3. Conocer los monasterios de la Ribeira Sacra haciendo la ruta temática de O Camiño do Monxe. Y maravillarse con el arte románico y el espectáculo natural de los cañones fluviales surcados por los ríos Miño y Sil.
4. Acabar de ser conscientes de la majestuosidad de los paisajes de cañones de la Ribeira Sacra haciendo un paseo en catamarán por el río.
5. Y sin salir de la Ribeira Sacra, vivir una vendimia para comprender que eso de la «viticultura heroica» no es palabrería barata o marketing. ¡Es tal cual!
6. Vivir la multitudinaria Festa do Marisco de O Grove y entender porque es una de las mejores fiestas gastronómicas de Galicia. Y eso que la competencia es de aúpa.
7. Visitar alguno de los «bancos más bonitos del mundo». Si, lo sabemos. Muchos dicen que tienen el mejor y el más bonito pero, realmente, todos merecen la pena. Si bien el de Loiba fue el primero en hacerse famoso, los de Redondela o Noalla en Sanxenxo no se quedan atrás.
8. Olvidarse por un momento del románico y el gótico medievales y llevarse otra visión de Galicia descubriendo maravillas como el Templo Votivo del Mar de Panxón o el Templo de la Veracruz de O Carballiño.
9. Y aprovechando que se visita O Carballiño, disfrutar del mejor pulpo de Galicia a decenas de kilómetros del mar. O también el de la isla de Ons. ¡Y no saber por cuál decidirse!
10. Hacer la Ruta de la Camelia, un planazo para sumergirse en la cultura de los pazos de Galicia.
11. Recorrer los fascinantes jardines del Pazo de Oca y pensar que el sobrenombre de «El Versalles gallego» o «El Generalife del Norte» no es casualidad y es bien merecido.
12. Vivir un viaje inolvidable sobre raíles haciendo algunas de las rutas de los Trenes Turísticos de Renfe que recorren Galicia.
13. Hacer la Ruta de los Faros de Galicia y descubrir que hay más faros que la Torre de Hércules o el de Finisterre. El de Illa Pancha, el de Cabo Ortegal, el de Punta Nariga, el de Touriñán o el de Punta Robaleira te dejarán sin palabras.
14. Unirse a un magosto popular de cualquier aldea o pueblo de Galicia y disfrutar de la calidad de las castañas gallegas. Y del ambiente que se forma, antes, durante y después de asarlas a la brasa.
15. Seguir disfrutando de comer en comunidad en una «sardiñada» en el día de San Juan. Y a ser posible, en las playas de A Coruña, pues allí se celebra el más mítico entre los míticos.
16. Probar la queimada. Obviamente, después de vivir la mística experiencia del conxuro para quedar protegido de maldades, maleficios, espíritus y seres malvados de cualquier clase y condición.
17. Comprobar en primera persona y con amigos los misteriosos poderes del licor café. Casero, por supuesto.
18. Pensar que el concepto de playa paradisíaca está bien cerca y no en el Caribe o las Maldivas al descubrir arenales como Boca do Río en Carnota, Castiñeiras y Menduiña en Cangas do Morrazo o Area da Secada en A Illa de Arousa.
19. Y confirmar finalmente en la Playa de Rodas que, de no ser por el «pequeño» detalle de la temperatura del agua, las playas de Galicia poco (o nada) le envidian a las del Caribe.
20. Sentirse tal cuál Asterix en la Galia viendo las maravillosas pallozas de O Cebreiro o Piornedo, dos de los pueblos más pintorescos de Lugo.
21. Seguir disfrutando de la Galicia prerromana visitando castros como el de Santa Tecla o el de Baroña. Y al mismo tiempo, darse cuenta del buen ojo que tenían los celtas para elegir el lugar para su hogar. ¡Menudas vistas!
22. Vivir un día de temporal en la Costa da Morte y comprobar de primera mano que el nombre que le dieron en el pasado no fue ni mucho menos por casualidad.
23. Quedar sin palabras viendo trabajar a los percebeiros en medio de las feroces olas de la Costa da Morte. E inmediatamente darse cuenta de que el precio de los percebes es incluso barato.
24. Viajar en el tiempo hasta la Edad Media asistiendo a alguna de las muchas fiestas sobre esta temática como la Festa da Istoria en Ribadavia, la Feira Franca en Pontevedra o la Festa da Arribada en Baiona. O incluso viajar hasta la época romana participando en el Arde Lucus en Lugo.
25. Asombrarse con el fascinante espectáculo de la lucha cuerpo a cuerpo entre la bestia y el hombre en la Rapa das Bestas de Sabucedo.
26. Caminar por el adarve de la Muralla de Lugo y sentir más de 2.000 años de historia bajo los pies. Y como no, terminar el día tapeando (gratis) por los bares de Lugo. Porque si, a diferencia de otros sitios, aquí las tapas de cada consumición corren por cuenta de la casa.
27. Contemplar un atardecer en el cabo de Fisterra y entender porque los romanos creían que este era el fin del mundo conocido.
28. Coger alguno de los denominados «barcos de los mejillones» y hartarse de mejillones (y Albariño) mientras contemplas las bateas de cerca.
29. Descubrir el precioso casco antiguo de Pontevedra y acabar la jornada con una buena cena en alguno de los excelentes restaurantes que pueblan sus plazas.
30. Pasear por las calles mojadas del casco antiguo de Santiago un día de lluvia y comprobar que, efectivamente, en Compostela la lluvia es arte.
31. Corroborar que en Galicia hay agua por todas partes visitando espectaculares cascadas como la del río Toxa en Silleda, Belelle en Neda o Augacaída en Pantón.
32. Seguir corroborando que el agua reina en Galicia haciendo rutas por molinos como las de O Folón, Barosa o la de a Pedra e da Auga.
33. Seguir corroborando el reinado del agua dándose un refrescante chapuzón en las pozas de Melón, Mougás en Oia, Nuveira en Mazaricos o las Caldeiras do Castro en Muxía.
34. Y una vez más, seguir constatando que en Galicia hay agua en todas partes y que, además, tiene propiedades medicinales. Solo hace falta visitar algunos de los mejores balnearios gallegos como A Toxa, Cuntis, Lobios o Mondariz.
35. Meterse entre pecho y espalda una buena mariscada en las Rías Baixas y confirmar que, como el marisco de Galicia, ninguno.
36. Caer rendido a los pies de la centenaria cerámica de Sargadelos y sentir la imperiosa necesidad de comprar un recuerdo para llevar de vuelta en la maleta.
37. Vivir un atardecer absolutamente mágico en Cabo Home con las Islas Cíes como telón de fondo.
38. Visitar alguno de los muchos y muy buenos museos que hay en Galicia como el Museo do Mar en Vigo, la Domus-Casa del Hombre en A Coruña, la Casa do Patrón en Lalín o el Museo de Historia Natural y el CGAC en Santiago.
39. Conectar con la vida marinera en alguno de los puertos pesqueros que todavía siguen muy vivos y tiran de la economía local como Ribeira, Malpica, Cariño, Celeiro, Burela o Bueu.
40. Pasear por el paseo marítimo de A Coruña y constatar que eso de «Vivir na Coruña que bonito é» de la mítica canción que cantaba Ana Kiro, es una verdad como un templo.
41. Vivir el Entroido (carnaval), una experiencia única que no deja a nadie indiferente. Y lo mejor es que hay mucho donde elegir: el carnaval de Viana do Bolo, el de Xinzo de Limia, el de Laza…
42. Sumergirse en el ambiente único de la Plaza de Abastos de Santiago de Compostela un día de sábado. ¡Un auténtico espectáculo!
43. Vivir la experiencia de comer y beber en un furancho, casas particulares donde se vende el vino joven y de paso se da de comer bien a la gente: churrasco, chorizo, zorza, tortilla… Pero ojo, que estos «templos» gastronómicos solo pueden abrir tres meses al año, entre el 1 de diciembre y el 30 de junio. Así que, hay que estar espabilados para no quedarse con las ganas.
44. Quedarse sin palabras al contemplar la majestuosidad de los acantilados de Vixía Herbeira en la Serra da Capelada, considerados los más altos de la Europa Continental.
45. Y aprovechar el viaje a la Serra da Capelada para visitar San Andrés de Teixido. Y es que ya se sabe que a San Andrés, va de muerto, quien no fue de vivo…
46. Alucinar con los paisajes de alguno de los 6 parques naturales de Galicia como las dunas de Corrubedo, las Fragas do Eume, el Monte Aloia o la Serra do Xurés.
47. Contar hórreos, cruceiros, tiendas de souvenirs y turistas en Combarro, uno de los pueblos más bonitos (y turísticos) de Galicia.
48. Hacer alguna de las decenas de rutas del Camino de Santiago. Independientemente de que sea el Francés, el Portugués, el Inglés o el del Norte, todos tienen algo especial.
49. Subir al mirador de A Granxa y quedarse embelesado con el paisaje de la ría y sus bateas. Y después querer seguir buscando vistas de postal en los mejores miradores de Pontevedra. como A Siradella, Monte Facho o Campo da Rata.
50. Vibrar con las procesiones de Semana Santa que, aunque no son tan grandiosas como las de Sevilla, han alcanzado fama mundial. Una de las imprescindibles es la Semana Santa de Ferrol, destacada por National Geographic y declarada de Interés Turístico Internacional. Pero no se quedan atrás las de Viveiro, también de Interés Turístico Internacional, la de Betanzos o la de Lugo.
51. Alucinar con el bamboleo del botafumeiro de la Catedral de Santiago. Y con los tiraboleiros viendo como lo mueven y lo paran en seco colgándose sobre él.
52. Quedarse embelesado con Allariz, un pueblo tan bonito, tan bien rehabilitado y tan bien cuidado que ha recibido premios internacionales de urbanismo.
53. Recorrer espacios naturales como el Bosque Encantado de Aldán, la Fraga de Catasós, la Fraga de Cecebre o A Marronda y sentirse como en una película de fantasía.
54. Descubrir algunos de los cruceiros más emblemáticos de Galicia y sentir cómo estos singulares monumentos gallegos de piedra mezclan fe, tradición, superstición y leyendas.
55. Ir en busca de la huella indiana en Galicia que ha dejado espectaculares casas en pueblos como Ribadeo, Betanzos, A Guarda o Ares.
56. Disfrutar del privilegio de dormir en un faro en Galicia. El faro de Illa Pancha fue el primero en abrir como hotel, pero ahora los hoteles-faro se suceden a lo largo de la costa como el faro de Lariño, el semáforo de Bares o el semáforo de Fisterra.
57. Hacer una ruta conduciendo por algunas de las carreteras que rodean la costa de Galicia y sentir que la vida es para disfrutarla. Hay mucho y muy bueno donde elegir, pero especialmente recomendables son los trayectos de la Mariña Lucense (de Ribadeo a Estaca de Bares), la Costa del Ortegal (entre Cariño y Cedeira), la Ría da Estrela (entre Muros y Corrubedo) y la carretera PO-552 que une Baiona y A Guarda.
58. Visitar alguna de las decenas de bodegas visitables en Galicia, una experiencia que permite entender la pasión y el esmero que ponen los viticultores gallegos y porque Galicia es cuna de algunos de los mejores vinos del mundo. Y por supuesto, disfrutar de las catas incluidas.
59. Alojarse en alguno de los mejores paradores de España como el Hostal dos Reis Católicos en Santiago, el de Baiona, el de Muxía, el de Monforte de Lemos o el de Santo Estevo.
60. Subir los 239 escalones de la Torre de Hércules y maravillarse con las espectaculares vistas de A Coruña desde su cima.
61. Visitar algunas de las centenares de «feiras» (mercadillos) y mezclarse con la población local. La de Padrón, con más de 700 puestos donde puede encontrarse de todo es la más famosa, pero también son populares el Mercado de Salgueiriños en Santiago de Compostela o el Feirón de Sada.
62. Pasear por el precioso parque de San Domingos de Bonaval y descubrir algunas de las cosas más curiosas de Santiago de Compostela que no salen en las típicas guías turísticas.
63. Ir en busca de los famosos escenarios de algunas de las series gallegas de éxito de los últimos tiempos.
64. Pasear por la Alameda de Santiago y hacerse una foto con As Dúas Marías, probablemente la estatua más famosa de toda Galicia.
65. Contemplar un buen puñado de vistas panorámicas de la catedral subiendo a los mejores miradores de Santiago de Compostela. Y no saber con cuál de ellas quedarse.
66. Y como no, visitar la catedral y quedarse absolutamente embobado viendo el Pórtico de la Gloria.
67. Y hablando de catedrales, imprescindible conocer la Playa de las Catedrales en Ribadeo. Y es que por mucho que uno haya oído hablar de ella, la experiencia de visitarla, especialmente con marea baja y poca gente, es incomparable.
68. Finalmente, descubrir que Galicia no se limita a las Rías Baixas. Solo hay que releer la lista para comprobarlo.
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